María Vázquez Bermúdez puede proporcionarle atención profesional cuando usted lo necesite. Las dificultades a veces nos impiden vivir de la forma deseada y generan sufrimiento y malestar emocional. En estos momentos, plantearse que uno necesita ayuda y acudir a un terapeuta se considera como un proceso habitual y cada vez más demandado.
Forjamos vínculos de confianza entre paciente y terapeuta. Se establece un equipo de cooperación con un objetivo común, el bienestar psicológico-emocional, cada uno pone de su parte para iniciar el camino de la recuperación.
De este modo, los datos que aporta el paciente son contrastados con rigor científico. Dada la complejidad de las dificultades a abordar, siempre es conveniente contar con la colaboración de especialistas de distintos campos (psiquiatra, médico de familia, ...) Tras plantear hipótesis sobre las posibles causas del problema se define la orientación a dar a la terapia, siempre teniendo en mente la premisa de una buena alianza terapeútica
Sostiene que los trastornos psicológicos provienen de pensamientos erronéos, denominados distorsiones cognitivas. Las distorsiones cognitivas se expresan a través de los pensamientos e imágenes que aparecen en distintas situaciones provocando una intensa alteración emocional (p.ej. ansiedad, rabia, depresión, pánico, trastornos de conducta...).
Trabajando los esquemas de pensamiento se logra reducir la intensidad de las emociones.
Nombre con el que se conoce a la terapia de desensibilización y reprocesamiento a través de movimientos oculares (Eye Movement Desensitization Reprocessing)
El cuerpo se enfrenta a las experiencias perturbadoras mediante un proceso semejante al de la digestión. Del mismo modo que el sistema digestivo extrae los nutrientes del alimento, el funcionamiento adecuado del procesamiento de la información mental favorece la asimilación de información contenida en nuestras experiencias que nos ayuda a seguir adelante.
Cuando los recuerdos perturbadores se procesan de manera adecuada, las emociones, creencias, respuestas corporales y pensamientos se vuelven sanos y adaptativos.
Sin embargo, hay experiencias negativas que no han podido ser digeridas adecuadamente dejando un residuo emocional que acaba alterando nuestra vida cotidiana.
En este caso el sistema queda bloqueado y suele requerir ayuda externa para ponerse de nuevo en marcha. Ahí es donde entra en juego el EMDR (F. Shapiro).